top of page
Michel Fauve

“La abogacía es un mundo bastante arcaico”



Siguiendo la tradición familiar -lo era su abuelo, también su padre y su madre, aunque ella no ejercía, tíos, primos, todos en general-, José Luis Lechuga decidió ser abogado. Dice que sin haber recibido presiones, “mi hermana es publicista y yo de pequeño quería ser farmacéutico. Pero bueno, al final me di cuenta de que las matemáticas, química y física no era lo mío”. Y la verdad es que mal no le fue, lleva 19 años de ejercicio y dirige su propio bufete “Trize Legal”.

¿Alguna vez has recibido amenazas por defender a alguien?

Alguna vez me ha pasado que unos clientes me llamaron y amenazaron para que les solucionara sus temas. Y luego me han intentado robar, ¡una clienta en pleno juicio y dentro de la ciudad judicial! Estaba defendiéndola de ir a la cárcel por robar, y entonces ella quería pactar porque no quería esto, y yo estaba seguro de que lo íbamos a conseguir, que no la iban a condenar. Y así fue, se libró de la condena. Al salir del juicio estábamos aún en la ciudad judicial y me intentó robar el reloj. La acababa de librar de la cárcel y ya me estaba arrepintiendo.


¿Te has generado algún conflicto legal por representar a alguien?

Si sabes que un cliente puede causarte un conflicto, realmente no coges el tema y ya está. Cada cual tiene su ética y hay abogados que hacen de todo, pero en principio tienes que saber donde puedes llegar y donde no te sientas cómodo.


¿Qué significa cuando se habla de “abogacía joven”?

Es algo que se intenta. La abogacía es un mundo bastante arcaico. Nosotros somos los encargados de darle un lenguaje y una forma de escribir que debería ser accesible al público en general. Falta integrar las nuevas tecnologías y seguir transformando el lenguaje, aunque es cierto que las demandas anteriores no tienen nada que ver con las de ahora, que son mucho más sencillas, mucho más comprensibles. Hace años sí que era todo mucho más complicado, un lenguaje mucho más farragoso. Los formalismos eran estrictos y ahora ya no lo son, dependiendo de qué rama del derecho sigue.

La legislación también debería actualizarse, las leyes que llevan años de vigencia deberían ser revisadas y adaptadas a los tiempos actuales. Si una ley no es móvil, no sirve de mucho. La tipología de la gente y el cambio en las costumbres, todo se va transformando y la ley tiene que ser adaptada, pero todo va muy lento.

¿La diferencia de precios de honorarios que cobran los despachos, realmente hace a la calidad del trabajo y al resultado final?

Aunque los colegios marcan una zona o unos criterios para unificar, cada uno puede hacer lo que quiera. La gente a veces se vuelve loca pensando que en un gran despacho tendrán mejor servicio que en uno pequeño, cuando no es así. No quieres una marca si eres un bufete pequeño, o un particular si eres un despacho grande. También sucede un poco como con el mercado en general, la gente quiere ir atrás del abogado de los famosos, pero claro que no significa que el trabajo sea más bueno. El tema debería pasar por buscar el mejor especialista para cada tema concreto.

¿Hay una competencia feroz para conseguir las cuentas de los grandes despachos de abogados?

Sí que pasa. O sea, hay mucho abogado, despachos pequeños, grandes, medianos. Hay un montón de gente que está ejerciendo y al final tú lo que quieres es mantener un cliente en el tiempo. Algunos hacen animaladas, conozco despachos que te dejan mal delante del cliente para poder quitártelo, le mienten para sacarte el cliente y luego cuando está allí, pues no es lo que le han prometido. Pero bueno, ya lo tienen como cliente y eso pasa mucho.

Nosotros al final intentamos esquivar esto porque lo que queremos es un cliente que repita y se fíe de ti. Al ser un despacho pequeño, hacemos la diferencia con la atención personalizada. El cliente sabe que nosotros somos los que le hacemos el trabajo, nos conoce. Los problemas tienen un contacto directo y se genera esa confianza tan necesaria. Un mal trabajo no se mantiene.


¿Qué aspectos tecnológicos nuevos se introdujeron en el mundo de la abogacía?

¡Seguimos utilizando el fax! Está costando mucho la implantación de la tecnología. Es verdad que ahora se está haciendo mucha comunicación electrónica, se está implantando poco a poco, pero nos seguimos moviendo con cantidades de papeles impresos que cuestan mucho digitalizar.

Me acuerdo de una serie que veía de abogados que cada que iban a empezar un caso traían una cantidad de cajas con papeles que ocupaban un espacio enorme. Y la verdad es que todavía sigue siendo necesaria la utilización de evidencias por escrito, impresas. Todo va cambiando muy lentamente a lo digital.

Cuando yo empecé hace 19 años, mi padre me hacía llamar la otra parte y decirle “te acabo de enviar un mail, ¿lo han recibido?”. ¡Al día de hoy seguimos así!

En cualquier momento se dice que liberan herramientas de inteligencia artificial como robots que piensen y actúen como seres humanos. ¿En la abogacía se está teniendo en cuenta esto?

Es algo impensable, porque al final para cometer un delito hay que tener una voluntad, se necesita voluntad. Quien programó ese robot para hacer ese acto es el responsable de eso. Al final el robot es solo un medio para cometer el delito. Supongo que las leyes se tienen que adaptar a eso, pero estamos hablando de ciencia ficción a nivel actual.

¿Cómo veis a España en cuanto a temas de propiedad industrial?

La Unión Europea nos marca muchas directrices que tenemos internamente en la legislación española, donde estamos bastante actuales en ese sentido. En función de eso, y con la gran cantidad de leyes, cada país tiene sus normas. Pero en España hay mucha legislación avanzada en este tema.

¿Cómo prevés la abogacía en 20 años?

Espero que se logren agilizar mucho los trámites. No puede ser que un juicio que se inicia ahora tarde dos años en resolverse. Tiene que ser mucho más rápido, hay personas que no pueden esperar. Al automatizar el trabajo de los funcionarios de los juzgados se tiene que facilitar que todo esté mucho más al día. Es que la justicia final acaba siendo injusta en muchos casos cuando tardan mucho en resolver y entonces al final eso hace que se compliquen temas y que cuando se resuelven ya es demasiado tarde.

La abogacía es de los pocos trabajos que es muy de personas, como los médicos. A mí se me hace muy difícil imaginar un médico operando distancia. Por más que eso será posible, yo creo que un buen médico va a preferir estar en persona. Hay cosas que las máquinas no pueden sustituir.

¿Qué le recomendarías a alguien que quiera dedicarse a la abogacía?

A mí me gusta mucho. ¡Es que tampoco sé hacer nada más! El derecho te da una visión del mundo muy global, que sirve para todo y que te da muchas salidas. Puedes estudiar y no tienes por qué ejercer, lo mismo te valdrá para otros puestos de trabajo.

Antiguamente se tenía entendido que el abogado se forraba, hoy en día hay mucha competencia. Aunque bueno, se puede vivir bien.

Comments


bottom of page