Madrid vivió recientemente una de las semanas más intensas del año en cuanto al mercado del arte se refiere: la llamada Semana del Arte, en la que ferias, asociaciones, galerías, coleccionistas, artistas y otros agentes del sector mueven todas sus fichas.
Bastaba con recorrer cualquiera de los stands de las ferias de ARCO, ArtMadrid o JustMad, o las galerías de la calle Dr. Fourquet o el sector de Alonso Martínez, para escuchar no sólo apreciaciones estéticas o conceptuales sobre el arte contemporáneo, sino negociaciones, puras y duras sobre el valor de las obras, y conversaciones entre profesionales del gremio, de las que resultan decisivas para el mantenimiento y buena salud del sector.
En primer plano: "El hombre sentado en el sofá", 2017, Resina de poliester, silicona y cabello natural (l125 x 72 x 86 cm), escultura de la artista Rebeca Sánchez,, expuesta por la Galería Léucade en Art Madrid 2018.
El mundo (y el negocio) del arte, especialmente de las artes plásticas, opera en gran medida a partir de las relaciones personales y del “boca a boca”; aunque considerado dentro del sector de industrias culturales, renglón económico cada vez más apreciado, persiste una visión idealizada de sus características: artistas que buscan expresar voces y mensajes únicos y subjetivos, galeristas que dicen estar más motivados por su pasión y visión del arte que por las ganancias económicas, coleccionistas que buscan atesoran objetos mágicos en sus salones…
Sin embargo, desde el punto de vista práctico, y con el apoyo de pensadores como los mismos Adorno o Horkheimer, las industrias culturales no dejan de ser un sistema de producción de la cultura entendida como mercancía, con todas las implicaciones, para mal o para bien, de ello.
Con todas sus particularidades, las artes son un renglón vibrante (sólo en ARCO sus organizadores cifran en 100 millones de euros el impacto económico para la ciudad) para el que los profesionales de las relaciones públicas tenemos útiles herramientas; usadas adecuadamente, los artistas pueden contar con ellas para incrementar notoriedad a su trabajo y a su propia persona.
"Sodom and Europe 20€, 50€ y 500€" 2018, (6 x 14 x 8 cm c/u) Acero galvanizado policromado, del artista Alejandro Monge, expuesto por 3 Punts Galería, en Art Madrid 2018.
Un sector tan especial merece un estudio que incluye las características de la obra y los problemas o preguntas que suscita: todo arte que se precie de serlo tiende siempre a corresponder tanto a una visión personal de su creador como a interrogantes, conflictos y valores –o antivalores- que pone en cuestión. También entra en juego la personalidad del creador, otra figura también tan mitificada y con la que hay que contar también en la estrategia.
Mucho de este trabajo lo realizan contra viento y marea las propias galerías, otro tanto las asociaciones de artistas o los artistas en solitario; para todos ellos siempre pueden crearse estrategias y desarrollarse acciones con las que las agencias de relaciones públicas podemos contribuir a la promoción de una obra artística; algunas de ellas son:
Ofrecerle al artista y a su obra o a la galería de arte una difusión más amplia en medios de comunicación, tanto generalistas como especializados.
Conseguir acuerdos de exhibición con galerías (si no se tienen aún) y ferias de arte.
Contactar con periodistas de arte específicos, críticos y prescriptores de tendencias artísticas.
Creación, desarrollo, asesoría y/o gestión de social media management.
Desarrollar y cultivar relaciones directas con coleccionistas, comisarios, compradores y galeristas, marchantes e instituciones con políticas de mecenazgo.
Coordinar y establecer alianzas comerciales y sponsoring con marcas.
Gestión de eventos, exhibiciones, entrevistas, ruedas de prensa,
Entrenamiento en el contacto y manejo de relaciones con medios de comunicación.
Desarrollo de estrategias creativas ad hoc con marcas comerciales afines, para eventos o lanzamientos de productos o servicios.
Estas y otras acciones abarcarían distintas fases de los procesos creativos del artista: proyectos nuevos, participación en exposiciones, apertura de espacios de creación (estudios) y exhibición (galerías y ferias), premios obtenidos, colaboraciones con otros artistas, vinculación con marcas adhesión a causas sociales, etc.
Como puede observarse, el arte representa para las relaciones públicas un cúmulo de retos, pero sin duda ofrece también muchas satisfacciones; nunca como en este caso la pregunta sobre si las relaciones públicas son una “disciplina”, un “ciencia” o un “arte” tuvo mejor respuesta.